Crítica de Marte (The Martian): Matt Damon y la película son estelares

Cuando aparecen los créditos al final de Marte (The Martian), te invade una curiosa sensación de improbabilidad. Es sorprendente, después de todo, que el responsable de algunas de las películas de ciencia ficción más influyentes y oscuras de todos los tiempos, Ridley Scott, sea el director de algo tan extraordinariamente divertido.

En una época en la que las películas del género son cada vez más realistas, Scott se decanta por ir en contra de esta tendencia presentándonos un filme de ciencia ficción alegre y repleto de emociones positivas. Es prácticamente una película sobre los orígenes de un libro de autoayuda. No es que eso sea negativo.

Tras no estar demasiado acertado con Prometheus, en la que intentó volver a sus orígenes de los años 70/80, Scott parece haber aprendido la lección y ahora lleva a la gran pantalla la ligereza del bestseller de Andy Weir, adaptado aquí por Drew Goddard.

Matt Damon en Marte (The Martian)

De esta manera, Marte (The Martian), sobre un astronauta (Matt Damon) que intenta sobrevivir al ser dejado atrás por la tripulación de una misión de la NASA en Marte, está repleta de optimismo y buen humor, que incluye incluso varias referencias a la cultura pop. Esas escenas inteligentes, con diálogos que no se molestan en explicar demasiado la ciencia, predominan entre las escenas de acción y suspense, que cuentan con la colorida fotografía del polaco Dariusz Wolski.

En el papel protagonista, Matt Damon se desvía de manera competente de cualquier comparación con otros actores que protagonizaron películas sobre la soledad y la supervivencia y desborda carisma a través del sistema solar. Resulta incluso fácil creer que el mundo desea salvarlo, una situación que ya acreditamos en el pasado cuando deseábamos que fuese rescatado cuando se encontraba en la piel del soldado Ryan. Si tienes en mente a alguien al que no puedes dejar atrás, seguramente tendrá la cara de Matt Damon.

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